La digitalización, de ser una opción a convertirse en una necesidad

La transformación digital es un proceso que comenzó lenta y silenciosamente hace casi 40 años con la introducción de los ordenadores personales en las empresas. Continuó extendiéndose, con cambios mucho más profundos gracias a la llegada de Internet en los 90, para alcanzar una convergencia tecnológica sin precedentes, poniendo un smartphone en el bolsillo de casi todo el mundo, a finales de la primera década del siglo XXI. En ese momento fue cuando todo cambió.

Esta revolución tecnológica dio paso a una revolución social que supuso un enorme impacto en los hábitos y costumbres de las personas, cambiando por completo nuestra forma de informarnos, entretenernos, comunicarnos, educarnos, viajar, comprar o trabajar. La relación de los clientes con las empresas también cambió de forma radical. El equilibrio del poder y el control pasó de las empresas a los consumidores que comenzaron a demandar experiencias más intensas y mayor comodidad.

El proceso de transformación digital en el que están inmersas actualmente las empresas.

Desde entonces, hace unos diez años, todas las empresas de cualquier tamaño y sector están buscando el modelo para renovarse y adaptarse a este nuevo entorno y cliente digital. Buscando descubrir y entender sus necesidades y deseos y utilizar de la forma más adecuada y eficiente posible la tecnología para poder satisfacerlos, creando nuevos productos y servicios que aporten mayor valor y diferenciación.

Este proceso supone una gran dificultad ya que implica mucho más que una renovación tecnológica.

Exige a las empresas un salto evolutivo en sus modelos de gestión y organización, modernizando las áreas funcionales, los objetivos, los procesos, la estrategia, el enfoque de marketing, adaptándose de forma continua en un entorno de máxima incertidumbre.

La digitalización ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad y una obligación para todas las empresas. No solo porque lo demanden los clientes y consumidores, sino porque existen numerosos estudios e indicadores que señalan que la digitalización es la gran impulsora de un nuevo modelo económico. Las empresas deben ver en la digitalización el camino para centrarse en el crecimiento del negocio, aprovechando de forma óptima sus recursos y capacidades, para ganar en eficiencia y competitividad.

No existe un modelo único, una receta mágica, un mapa del tesoro que las empresas pueden seguir para alcanzar esta transformación digital. La tarea de cada empresa, con unos objetivos claros, es conseguir que la tecnología digital se transforme en aquello que necesita para mejorar la satisfacción de las necesidades y expectativas de sus clientes.

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